Lectura: Salmo 27:3 Pastora Belkis Fernández David no ignora las amenazas sino más bien facilita un patrón de confianza en medio de las adversidades. ¿Qué pasa cuando hay peligro? ¿Cómo reaccionamos ante el problema y ante Dios? David sabía de qué Dios era capaz ser por él, es por eso expresó, “Aunque un ejército acampe contra mí, no temeré mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiando”. Esa fue su declaración de fe. No esconde la magnitud del problema, lo compara como un ejército de guerra; pero confiaba en que Dios por lo menos lo iba a esconder.
No tenía la imagen de un Dios tosco, áspero, intocable impenetrable; sino más bien de un Dios hermoso, agradable y digno de ser contemplado. David entra en un dialogo de confianza diciéndole, “yo te contemplo y tú me esconde Yo veo tu hermosura y tú me reserva sobre una roca.
Hay ocasiones que alargamos las dificultades sea por el proceso que nos ha tocado o porque le hemos fallado al Señor, y/o porque nos desesperamos. David encontró alivio, con solo de que Dios lo escondiera. Confiemos en nuestro Padre celestial, pidamos su cobertura y disfrutemos su presencia. No deje que los temores y las amenazas limiten el contemplar la hermosura de nuestro Dios.