Lectura: I Crónicas 4:9-10
Pastora Belkis Fernández
Con todo lo que está pasando en el mundo, no sabemos cuál será el próximo dolor. Hay temores e incertidumbre y dolor. No podemos acobardarnos y dejar que las inseguridades nos dominen. La vida de Jabes fue marcada por el sufrimiento de su madre al momento del parto. Algo semejante pasó con Benjamín, quien su padre Jacob le puso este nombre en vez de Benoni puesto por su madre y cuyo significado es aflicción. Benjamín, en cambio significa hijo de mi diestra. Hay eventos que marcan, pero la gracia del Señor hace la diferencia.
Y Jabes fue más ilustre , más destacado y más famoso que sus hermanos. Su madre lo llamó JABES porque lo dio a luz con dolor. Jabes invocó al Dios verdadero y recibió bendiciones, protección y pudo superar su identidad de dolor. ¡Hay poder cuando invocamos a nuestro Dios verdadero!
Hay eventos que marcan, pero la gracia del Señor hace la diferencia. Jabes invoca a Dios y le pide:
• Oh si en verdad me bendijeras. Prov. 10:22
• Ensancharas mi territorio.
• Que tu mano este conmigo
• Que me guarde del mal
• Y que el mal no me dañe
¿Cuál fue la respuesta de Dios? Y le otorgó Dios lo que pidió. El favor de Dios trae un antes y después, trae cambio. Podemos superar nuestro dolor y en medio de nuestras debilidades, sacar nuestra fortaleza. Jabes no era hijo único, siguió llamándose Jabes, pero su pasado no lo dañó. No podemos cambiar el pasado, pero nuestra actitud si podemos cambiarla. Seamos consistente en orar y utilizar este modelo de pedir por nosotros mismos las bendiciones verdaderas.