Lectura: Génesis 27:41-45
Pastora Belkis Fernández
Hoy podemos decir hasta que se calmen las cosas, hasta que se vaya la pandemia, hasta que podamos controlar la ira y el enojo. El enojo es una alteración que produce molestia en otros.
Al envejecer Isaac quería darle la bendición a su hijo primogénito, Esaú y como era la costumbre, pidió que le preparara una comida. Rebeca, su esposa al escuchar la conversación, buscó beneficiar a su otro hijo, a Jacob, adelantándose a esa petición. Esta crisis familiar, provocó que Jacob huyera de su hermano Esaú por el enojo provocado.
La madre tenía temor de perder a los dos hijos, en un día. Esaú estuvo muy enojado, y para no adelantar la muerte de su padre, pospuso el asesinato de su hermano Jacob y esperar enterrar a su padre. La madre pidió a Jacob que huyera. Los desacuerdos de familia, las injusticias y la dureza del corazón pueden desencadenar el enojo.
Escenarios donde se manifiesta el enojo
Ante los conflictos familiares. Genesis 25:22-23
Ante las acusaciones y la dureza del corazón. Jesús enojado. Marcos 3:5
Esaú entendió tarde y le dijo a su padre, ¿No tiene más que una sola bendición? Genesis 27:38. Las costumbres no están por encima de la soberanía de Dios. La obstinación, la rebeldía de querer obtener los beneficios de la bendición, pero sin Dios, no es efectivo.
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