Lectura: Isaías 8:12-15
Nahum Fernández
En el capítulo 8 de Isaías, Dios le ordena al profeta que le diga a la gente una verdad desagradable, no deseada y desastrosa: ¡La nación de Israel será invadida por los Asirios! Al escuchar esa noticia, muchos no le creyeron a Isaías y lo rechazaron. De hecho, pensaron que él estaba trabajando para el enemigo. Decían, “aquí hay conspiración, aquí hay una traición” (v.12).
El rechazo del mensaje de Isaías como profeta de Dios nos sirve como ilustración de cómo muchos rechazan a Jesús hoy. Sin embargo, el mensaje final de Isaías no venía sin esperanza. Ya anteriormente, Isaías había profetizado que venía el Mesías. Una virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, Dios Con Nosotros (7.14). Lamentablemente, estas buenas nuevas de Isaías era un mensaje impopular. Solo el que rechaza las corrientes populares de la sociedad, pudiera confiar en estas verdades.
Veremos que la verdad desagradable, no deseada y desastrosa, Dios la usa para que tu reconozcas tu necesidad interna de un Salvador. Claro, parte del mensaje es fuerte: acepta estas condiciones presentes (i.e. el ataque de los Asirios, la esclavitud, sobrevive la pobreza, etc.) pero recuerda: el que confiare, vera la salvación y Dios será como “santuario” para el (v.14).
Para nosotros hoy en día, ¿estamos dispuestos a aceptar ciertas condiciones? ¿Podemos confiar y aferrarnos a Dios y seguir creyendo con confianza que se avecinan días mejores? Pocos son lo que rechazan la opinión popular del pueblo, muchos terminaron maldiciendo a Dios por falta de fe y esperanza (v.21).
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