Lectura: Hebreos 9:23-28
Pastor Pedro Julio Fernández
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida (Juan 5:24). Los creyentes en Jesucristo ya están viviendo y disfrutando de la vida nueva, pero es necesario que Jesucristo venga por los suyos para salvarnos de la ira venidera.
Ya los creyentes hemos sido comprados por la sangre de Jesucristo (1 Cor 6:20), somos de él, pero es necesaria nuestra santificación. Pablo nos llama “posesión adquirida” en Efesios 1:13-14 y nos relaciona en vida íntima con el Espíritu Santo al cual no deberíamos afligir ni hacer sentir triste (Efesios 4:30).
En el libro de los Hebreos se habla de la salvación del creyente del pecado y de la potestad de Satanás por el sacrificio perfecto de Jesucristo quien murió a su tiempo. Es tan eficaz ese sacrificio que abarca a los que mediante la fe murieron antes de él y a los que después de él lo harán.
También habla de otra salvación como rescate de los creyentes antes del inminente día de la ira de Dios. Hebreos 9:28 dice que Jesús viene por segunda vez para salvar a los que le esperan. ¿Qué es lo que esperan? ¿Qué hacen mientras esperan?
Están tan convencidos de la venida de Cristo como están convencidos de que cada ser humano no puede escapar de la muerte, tiene que morir así mismo Cristo tiene que venir. Nadie sabe cuándo ha de morir, ni el muy viejo lo sabe ni el muy enfermo tampoco. Cristo viene tarde o temprano, en la mañana o en la noche, pero de que viene, viene. Fíjese en el paralelo, así como todo ser humano muere (verdad irrefutable) así vuelve Cristo por segunda vez a buscar a los que lo esperan, solo a ese grupo.
Mientras esperamos, nos santificamos como él es santo de acuerdo con 1 Pedro 1:15-16, 1 Juan 3:1-3 y Apocalipsis 22:11.
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