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La Promesa del Espíritu Santo - Prédica

Lectura: Hechos 2:12-15

Pastora Belkis Fernández, D.Min.


Jesús aparece a sus discípulos días antes de la fiesta de Pentecostés y da instrucciones para institucionar su iglesia. El Señor prometió investirlo del poder de lo alto. Jesús sube al cielo y les asigna la responsabilidad de testimoniar de su fe, practicando la santidad comunitaria.

El bautismo del Espíritu Santo es la afirmación, confirmación y práctica del nuevo nacimiento. Todos los creyentes al convertirse a Jesús son bautizados con el Espíritu Santo. La iglesia primitiva a unanimidad fue receptora del bautismo del Espíritu Santo. En Hechos 2, se manifestó como un viento recio el cual soplaba y fueron llenos del Espíritu de Cristo.


La promesa de Dios se cumplió en la fiesta judía de pentecostés, es decir, cincuenta días después de la celebración de la fiesta de la pascua y diez días después de la ascensión de Jesús. El Espíritu Santo se reveló en las lenguas nativas de todas las naciones que estaban presentes para participar de la fiesta de Pentecostés. Esto fue una señal de inclusión para todas las naciones como se profetizó en Joel 2:28-32.


En Hechos 1 y 2 se enfatiza que estaban juntos y unánimes. La unidad es un indicador que la iglesia es el cuerpo de Cristo y el Señor es la cabeza de la iglesia. El cuerpo de Cristo se reúne para adorar y glorificar el nombre de Cristo.


Al principio hubo asombro y confusión porque se les oía hablar en su propia lengua. El apóstol Pedro en su primer sermón aclaró que esa experiencia fue el cumplimiento de las palabras de Cristo. Hoy recordamos, celebramos y compartimos la alegría de tener al Espíritu Santo en nosotros y con nosotros.


El apóstol Pablo advirtió a Timoteo que el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo (2 Tim 2:19). Los creyentes sellados con el Espíritu Santo deben apartarse de pecado.


¿Qué nos aconseja la Biblia con respecto a nuestra relación con el Espíritu Santo?


  1. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención (Ef. 4:30).

  2. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu (2 Cor 5:4-5).

  3. No apaguéis al Espíritu (1 Tes 5:19)

Esto es lo que hay que predicar, enseñar y practicar, que el Espíritu Santo es la única vía para ascender al cielo a encontrarnos con Jesús en las nubes y así estar siempre con él. Está prohibido para nosotros predicar con fábulas artificiosas o con testimonios inventados o hacer de la predicación una prédica de rumores y no de fundamento bíblico.

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