Lectura: Mateo 18:21-22
Pastor Pedro Julio Fernández
Pedro hizo una pregunta de mucho interés debido a que él creía que el perdón tenía un límite. Las ofensas de los hermanos deben ser perdonadas, sean grandes o pequeñas, pero ¿Hasta cuándo? ¿Siete es suficiente?
Partiendo de esa pregunta Jesús delineó la guía de cómo se debe perdonar a los hermanos que nos ofenden (Santiago 5:16).
#1 Que el perdón no tiene límites al decir 70 veces siete es como decir 490 veces. Algo imposible, fuera de límites. 18:22
#2 Puso el ejemplo del acreedor y los dos deudores para enseñar que debemos perdonar ofensas grandes (Millones de monedas de plata) y ofensas pequeñas (Unos pocos miles de moneda de plata). 18:23-34.
#3 Lo aplicó a nosotros los creyentes con la advertencia de que, si no perdonamos de TODO corazón a los que nos ofenden (mucho o poco), Dios nos hará lo mismo.
Dios mismo que es la persona ofendida por el pecado del ser humano ofrece perdón, paz y felicidad como se establece en Isaías 55:7-8; 13 a los que se acercan a él.
El impío deja su camino, busca de Dios y halla misericordia. Dios con el ejemplo de la naturaleza revierte la maldición en un constante testimonio de la redención y cambia zarza por ciprés y ortiga por arrayán.
El deudor de millones de monedas de plata fue perdonado por completo (todo corazón), pero a la vez no pudo perdonar una pequeña deuda de otro deudor.
Perdonar es mejor que acumular odios, resentimientos, malentendidos, malos pensamientos y deseos. De todas formas, los perdonados ya tienen la experiencia por lo que deben perdonar a otros de forma instantánea.
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