Lectura: Efesios 6:16
Pastora Belkis Fernández
El escudo era una de las armaduras empleadas por los soldados romanos. Este instrumento servía de protección en contra del enemigo. El escudo servía tanto en una posición de defensa o de ataque. Pablo traslada desde un hecho conocido por toda la población de su tiempo a una verdad espiritual.
El apóstol Pablo recomienda utilizar el escudo de la fe para impedir ser una presa del enemigo. Los soldados tenían que enfrentar flechas prendidas en fuego. Los dardos podían herir o matar a los soldados. La Escritura dice y sobre todo, o en cualquiera circunstancia tomad el escudo de la fe para apagar los dardos de fuego del maligno. A satanás no le importa ningún ser humano y por eso ataca sin misericordia. La fe es parte del sistema de defensa del creyente. Sin fe es imposible agradar a Dios.
El escudo de la fe representa seguridad y confianza que por más fuertes que sean los principados, autoridades malignas y gobernantes no podrán contra los creyentes. El escudo es un recurso para todos los cristianos. A Satanás, la Escritura le llama, el acusador, el enemigo, el tentador, el maligno, el asesino desde el principio, padre de mentira, príncipe de este mundo, la serpiente antigua. La fe es una total dependencia de Cristo cuando andamos y practicamos sus mandamientos. No hay que temer, el mal se ataca con la fe. Ya la victoria fue dada, en la cruz.
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