Lectura: Daniel 6:10-11 ; Salmo 37
Pastor Pedro Julio Fernández
Daniel fue acosado por gente mala al enterarse que el rey quería ponerlo como jefe imperial de los gobernadores. Tres sobre 120 gobernadores y Daniel el número uno sobre todos. Pero él no alteró su agenda en relación con Dios y siguió haciendo lo que usualmente hacía sin enojarse y con mayor empeño: Orar y dar gracias en alabanzas. ¿Por qué cosa daría gracias a Dios? ¿Por qué o quiénes oraba? Efesios 6:10 dice que nos fortalezcamos en el poder de la fuerza de Dios.
Cuando Daniel se entera del plan maligno oraba dando gracias siguiendo los lineamientos saludables del salmo 37 donde se presenta el triunfo de los buenos y el fracaso de los malos. Daniel confió en Dios y no en sus propias fuerzas de funcionario palaciego, se deleitó en él buscando respuesta, encomendó su camino a Dios no dudando, guardó silencio ante él esperando confiadamente, y no se excitó en hacer lo malo.
La cita de Daniel 6:11 dice que esa gente lo halló orando y rogando a su Dios. Oraba y rogaba, ¿por él, por los enemigos o por el rey? En Mateo 5:44 Jesús dice: Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen.
Daniel hizo lo que siempre hacía y no dice que se haya retractado, negado o que haya reaccionado violentamente porque su privacidad fuera violada.
Dios ha prometido en múltiples ocasiones cuidar en paz y respaldar a aquellos cuyos pensamientos perseveran en él, porque en Dios confían (Is 26:3-12).
El que piensa estar firme, que no caiga de esa forma de pensar, a pesar de cualquier situación (1Cor 10:12).
El resultado de Daniel confiar, deleitarse, encomendar, hacer silencio y no hacer lo malo, fue librado de la boca de los leones y salió triunfante. Los malos que lo acusaron fueron derrotados y devorados por los leones.
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