Lectura: Hechos 24:14-16
Pastor Pedro Julio Fernández D.Min
Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Ante el GOBERNADOR Félix, Pablo afirma que lo que no sirve para otros es de mucho valor para él. Pablo confiesa veracidad en la palabra de Dios creyendo absolutamente todo lo escrito, aunque no lo entienda todo.
La esperanza es lo más sagrado en una persona y algunos dicen que es lo último que se pierde. La resurrección es el fundamento de la FE EVANGELICA, es decir el fundamento de la salvación de todo ser humano. También la resurrección es un llamado de Dios para arreglar cuentas con todas las personas que ahora están muertas y creen que la muerte los absuelve de deudas.
A sabiendas que la resurrección me pone delante del Juez justo de toda la tierra asumo mi compromiso de tener una conciencia limpia, sana, libre de inmoralidades primero ante Dios quien escudriña mente y corazón y delante de los hombres que miden mi conducta.
Cuando Pablo estuvo en Atenas explicando las Escrituras a los sabios filosóficos, les dijo que en la antigüedad Dios pasó por alto la ignorancia de la gente acerca de estas cosas, pero ahora él manda que todo el mundo en todas partes se arrepienta de sus pecados y vuelva a él. Pues él ha fijado un día para juzgar al mundo con justicia por el hombre que él ha designado, y les demostró a todos quién es ese hombre al levantarlo de los muertos».
Cuando oyeron a Pablo hablar acerca de la resurrección de los muertos, algunos se rieron con desprecio, pero otros dijeron: Queremos oír más sobre este tema más tarde.
Para los judíos Pablo era una plaga y un sedicioso, para los filósofos era un palabrero digno de burla y desprecio. Pero él al igual que nosotros tenemos un tesoro en vasos de barro con mucha esperanza y asumiendo nuestro deber de predicar el Evangelio.
