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¡La Tumba Esta Vacía! - Prédica

Lectura: Marcos 16:1-8

Pastora Belkis Fernández, D.Min.


Al amanecer, el domingo, el primer día de la semana vinieron mujeres a ver el sepulcro y a llevar especias aromáticas. Los cristianos convirtieron el domingo en el día de reunión y celebración semanal. (Hechos 20:7-8/ Apocalipsis 1:10).


En la cultura judía la costumbre funeral para mostrar amor y honra al difunto era ungiéndole con especias aromáticas. A Jesús en Betania lo ungió María (Juan 12:18) y ella empleó una libra de perfume de nardo puro. Ese perfume era de un alto precio, el equivalente al salario de un año de un campesino. Ella no lo había planificado así, no lo sabía, pero sin saber se anticipó y ungió su cuerpo para sepultura.


Las mujeres estaban preocupadas porque no podían por sí mismas remover la piedra de la entrada al sepulcro. Ellas miraron y se dieron cuenta que la piedra estaba removida. Cuando entraron al sepulcro vieron a un joven sentado, con una ropa blanca. Ellas se asustaron, pero el mensajero le dijo no se asusten, Jesús, el crucificado ha resucitado.


Ellas entraron en el sepulcro, a pesar de sus temores. El creyente verdadero toma su riesgo y suelta todos sus temores y los coloca a los pies del Señor. Las mujeres en ese momento decidieron callar. (Marcos 16:8), aunque luego son las primeras en proclamar el mensaje de la resurrección de Jesús.

El evangelio de Lucas relata dos varones con figuras resplandecientes les dijeron a las mujeres, ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí ha resucitado. La tumba está vacía y hubo un gran terremoto. La resurrección del Señor fue acompañada de obedecer a la gran comisión de proclamación del evangelio de las buenas nuevas de salvación.


Jesús resucitado aparece primeramente a una mujer que fue pecadora, la cual le había sacado siete demonios. (Marcos 16:9). La pecadora arrepentida da el mensaje, pero ellos no creyeron que Jesús había resucitado. ¿Existe ese mismo espíritu de incredulidad en el presente?


Jesús no se quedó callado, de inmediato se reúne con sus discípulos y les reprochó su incredulidad. Jesús sale al encuentro y las mujeres adoraron a Jesús. Jesús les dice no temas, vayan a dar las buenas nuevas de salvación. Jesús les encomienda a predicar el evangelio y les dijo que el que creyere y fuere bautizado será salvo.


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