Ordena TĂș Casa - PrĂ©dica
- tefyveg
- 14 abr 2024
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Lectura: IsaĂas 38-1:2
Pastor Pedro Julio FernĂĄndez, D.Min.
En aquellos dĂas EzequĂas enfermĂł de muerte. Y vino a Ă©l el profeta IsaĂas hijo de Amoz, y le dijo: JehovĂĄ dice asĂ: Ordena tu casa, porque morirĂĄs, y no vivirĂĄs. 2 Entonces volviĂł EzequĂas su rostro a la pared, e hizo oraciĂłn a JehovĂĄ.
Es una instrucciĂłn del profeta al rey que arregle sus asuntos familiares porque iba a morir. Arreglar asuntos familiares implica muchas posibles cosas para ordenar. Podemos hablar del legado y cĂłmo se iba a repartir, poner en orden su reinado, su vida espiritual etc. EzequĂas era un buen hombre, una persona de fe y un hombre espiritual. Saber que Ă©l iba a ser removido de la tierra era una gran oportunidad de ponerse a cuentas con Dios antes de âlos tres antesâ de EclesiastĂ©s 12 especialmente el tercero.
Es asombros que con una noticia de esa calidad este hombre orara a Dios en vez de reaccionar de mala manera.
Cuando JesĂșs llega a la vida del ser humano ata al hombre fuerte y lo echa afuera. Lea la historia del hombre poseĂdo en Mateo 12:43-45: 43 Cuando el espĂritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: VolverĂ© a mi casa de donde salĂ; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces va, y toma consigo otros siete espĂritus peores que Ă©l, y entrados, moran allĂ; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. AsĂ tambiĂ©n acontecerĂĄ a esta mala generaciĂłn.
ORDENAR LA CASA implica que estĂ© limpia, adornada y ocupada con JesĂșs entronado en el centro de la vida de la persona. Eso garantiza que ya no hay condenaciĂłn porque no andan segĂșn la carne, sino segĂșn el espĂritu.
A sabiendas que la muerte acontece a todo ser humano, ÂżCuĂĄl es la recomendaciĂłn? AcuĂ©rdate de Dios, bĂșscalo mientras hay tiempo e invĂłcalo y apĂĄrtate del mal.
También vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:5.
