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Tiempo de la Iglesia & La Gracia - Sermón

Lectura: 1 Pedro 1:13-16

Pastor Pedro Julio Fernández


> 1 Pedro 1:13-16.

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.


> I Juan 3:1-3.

"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.


> Efesios 5:25-27

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.


> Apocalipsis 1:19

Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.


¿Cuáles “son” las cosas que son? Los mensajes a las siete iglesias en los capítulos 2 y 3. Todo esto está escrito en tiempo presente del modo indicativo. Es el tiempo de la iglesia. Para la iglesia este es un tiempo de santificación y consagración siempre y cuando uno tenga la esperanza de que Cristo vuelve. La palabra nos manda a ser santos en toda nuestra manera de vivir como dice


Conclusión.

> Romanos 13:11-14

Y haced todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias; antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.


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