Lectura: Hebreos 11:1-7
Pastora Belkis Fernández
Somos creyentes o no lo somos, pero no hay un punto medio. Agradamos a Dios, o solo nos acercamos a Dios para nuestra conveniencia. El evangelio de Jesucristo se comprende mediante la fe. El justo vive por la fe, por eso Pablo decía que no se avergonzaba del evangelio porque es poder de Dios para salvación al que cree. “Para el que cree, todo es posible”.
El autor de Hebreos describe la fe, como la confianza que tiene el creyente, que le da seguridad y convicción aun de las cosas que no se ven. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Heb.11:6.
Agradar significa gustar, complacer y es así como el profeta Isaías presenta al siervo escogido por el Padre y quien agrada el alma de Jehová. Estas profecías de Isaías aparecen citadas en Mateo 12:15-21. Hubo un tiempo en que Jesús tuvo que mantenerse en bajo perfil, callado y con mucha prudencia para que se cumpla lo profetizado en Isaías 42:1-7.
¿Qué no le agradó a Dios, según el libro de Hebreos? La insuficiencia de los sacrificios de animales. A Dios le agrada el nuevo pacto, el cual fue consumado con la muerte de Cristo en el calvario.
¿Quiénes no le agradan a Dios?
Aquellos que retroceden. Lucas 9:62
Aquellos que solo agradan a los hombres. Gálatas 1:10 y vers.23
Aquellos que siembran en la carne. Gálatas 6:6-8
Abel dio testimonio de excelencia y de una adoración genuina. Enoc literalmente dice la Escritura que le agradó a Dios su testimonio de integridad. Noe, simplemente le creyó a Dios, siendo advertido de las cosas que aún no se veían, preparó el arca en que su casa se salvase.
Si agradas a Dios, vivirás una vida de testimonio, buscarás hacer su voluntad, buscarás congregarte y vas a tener una actitud de considerar a los demás.
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