Lectura: Juan 14:15-16
Pastora Belkis Fernández
Jesús les dijo: “Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos. “Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes”. (Juan 14:15-16 TLA). La promesa está condicionada, a si guardamos su Palabra. El Espíritu Santo, es llamado, Espíritu de Verdad y es la Tercera persona de la Trinidad. Su trabajo es convencer al pecador, para que la mentira y el engaño salga a luz y haya cambios.
El amar, guardar y obedecer su palabra son indicadores de recibir las promesas del Espíritu Santo. Jesús pide al Padre otro Consolador (paracleto, ayudador o consejero), uno igual, para que esté con el creyente por siempre.
¿El Espíritu Santo actúa?
Enseñando y recordando su Palabra. Juan 14:25
Convenciendo al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Juan16:8-11
Guiando hacia la verdad y advirtiendo de lo que ha de venir. Juan 16:13
Glorificando a Jesús a través de la proclamación del evangelio. Juan 16:14
¿Cuál es el pecado más grande e imperdonable? El no creer en Jesús como el Mesías, Hijo de Dios. Satanás ha sido sentenciado por su orgullo, creyéndose ser igual a Dios y el mundo vive en oscuridad sin consultar a su Creador, creyéndose ser soberano y olvidando que somos un trozo de barro.
La tarea primordial es glorificar a Jesús, siendo testigos y proclamando el evangelio, trayendo a otros a recibir su promesa. La respuesta de Dios es gozo, peticiones respondidas y el desafío de un mayor alcance (Juan 14:12-14), ya que mayores cosas que las que Jesús hizo, haríamos, solo por la fe y para su gloria.