Lectura: Daniel 10:1-3
Pastora Belkis Fernández
Daniel tomó la decisión de humillarse ayunando por 21 días y un así el enemigo se opuso a través de uno de sus príncipes y tuvo detenida la respuesta por 21 días. El ayuno de Daniel se ha constituido en una disciplina espiritual ya que parcialmente nos abstenemos de comer por 21 días, algunos se abstienen de comer carne, ingerir otros alimentos y solo comen legumbres tal como él lo hizo.
Siendo Daniel un joven deportado a Babilonia tuvo que enfrentar muchos conflictos y fue librado de sentencia de muerte en dos ocasiones, pero a pesar de todas sus luchas, él no se contaminó. Daniel tuvo una visión, la cual no le fue revelada a los demás y era una revelación acerca de los últimos tiempos, una revelación tan poderosa que su oración ya había sido contestada, pero hubo una oposición y justo a los 21 días el Señor obtuvo la victoria.
El mundo está cargado de principados que atacan con espíritus de oposición, pleitos y espíritus que atormentan a individuos, familias, naciones y generaciones (Ef 6:12). Hoy más que nunca tenemos que acudir a los medios de gracia, depender de la oración constante personal, familiar y en comunidad.
Otro caso de alguien que no se rindió fue Jacob, su tenacidad al decir si no me bendices no te vas, su constancia y lucha con ese personaje fue tan grande que Dios tuvo que descoyuntarle el muslo para que entendiera que tenía que ser transformado para obtener su bendición. Su carácter de engañador tuvo que rendirlo ante Dios. Por otra parte, Ana en medio del desprecio y su crisis familiar acudió al Señor en oración y sus lágrimas fueron convertidas en un cántico de Alabanza.
¡No te rindas!