Lectura: Hechos 27:22-26; 33-38
Pastor Pedro Julio Fernández
En las peores situaciones el que conoce a Dios actúa. Daniel 11:33 presenta un escenario donde los entendidos instruirán a muchos siendo el momento muy difícil.
No podemos permitir que el impío lidere al cristiano ni en el buen momento ni en el mal momento. Siempre debemos involucrar al Dios, hacerlo parte del problema para hallar la solución correcta y confiar plenamente en él.
En este caso de Hechos 27 donde Pablo actúa, había un capitán del barco, un centurión romano a cargo de todos los presos que iban a Roma, pasajeros y presos. Se desató una tormenta en pleno mar y no podían controlar el curso del barco, no había luz, no comían y todos estaban desesperados y sin muchas esperanzas. Pablo exhortaba a todos a que tomaran alimento, diciendo: Hace ya catorce días que, velando continuamente, estáis en ayunas, sin tomar ningún alimento. Por eso os aconsejo que toméis alimento, porque esto es necesario para vuestra supervivencia; pues ni un solo cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Habiendo dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios en presencia de todos; y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya buen ánimo, tomaron también alimento. En total éramos en la nave doscientas setenta y seis personas (33-38).
Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Con todo, es necesario que demos en alguna isla (22-26).