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Desafios de la Unidad en Cristo - Sermon

Lectura: Filipenses 2:1-4

Pastora Belkis Fernández

Termina el 2018 y como cuerpo de Cristo que somos tenemos desafíos, tal como lo tuvo la iglesia en Filipos, el apóstol Pablo coloca unos “si” condicionales. Esos “si” condicionales, si hay amor, si hay comunión, si hay afecto y si hay misericordia son el sostenimiento para experimentar el gozo a su máxima expresión. Pablo estaba dispuesto hasta morir por Jesús cuando dijo “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Fil.1:21.

Tomemos en este año que se avecina el 2019, el consejo de Pablo que a pesar de los diferentes procesos de la vida, la unidad del espíritu permanezca en nosotros. Esa unidad se puede sostener de la siguiente manera:

  1. Orando por la comunión de los creyentes en una actitud de humillación.

  2. Combatiendo unánimes; sin dejarnos intimidar por los que contradicen.

  3. Sintiendo una misma cosa. Aprender a entender a los demás, antes que a uno mismo.

¿Qué puede estorbar la unidad del espíritu? La actitud egocéntrica de colocar el interés personal o la forma en que persuadimos a los demás. “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otro”. Fil. 2:3-4.

¿Qué significa la contienda? Es una actitud que produce divisiones y cuando el creyente actúa a su manera, sin pensar en los demás. Nuestras acciones y lo que decimos puede afectar la unidad del cuerpo de Cristo.

Antes de ir a la cruz del calvario, en Juan 17, Jesús oro por ti y por mí, para que, así como la Trinidad trabaja en equipo y son uno, así nosotros no importando los tiempos nos mantengamos unidos, cuidándonos los unos a los otros y aprendiendo a mirar a los demás a través de los ojos tiernos de Cristo Jesús.

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