Lectura: Hechos 9:10-19
Pastora Belkis Fernández
Saulo oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Al perseguir a los creyentes, era al mismo Jesús a quien perseguía. Saulo estuvo tres días sin ver porque quedó ciego y además no comió ni bebió. Hechos 9:4
El Señor le dice a Ananías, quien era un discípulo de Jesús en Damasco ve donde Saulo porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en la presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel. Hechos 9:15. La oferta que le hizo Jesús fue la del sufrimiento, diciéndole vamos a prepararlo porque este hombre va a padecer por mi causa.
Ananías, sabía que Saulo perseguía a los creyentes y no quería ir, pero no le quedó otra cosa más que obedecer y fue al encuentro y le dijo, hermano Saulo, el Señor Jesús me envió para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Entonces le cayeron de sus ojos como escamas y recibió la vista y fue bautizado. Tomó alimento y recobró fuerzas.
El Ser instrumento escogido se paga el precio del vituperio, insulto y humillación. Dios escogió a Saulo quien es Pablo, como un instrumento para que la obra de Dios creciera en áreas donde otros discípulos no habían llegado y para usarlo de una manera distinta a la tradicional de su época y su cultura.
Para Dios usar a hombres y mujeres tienen primero que tener la vista clara para que entiendan el llamado y estar llenos del Espíritu Santo. Somos instrumentos escogidos por Dios para anunciar las virtudes de Dios.