Lectura: Filipenses 2:6-11
Pastor Pedro Julio Fernández
Por considerar pagana la celebración de la navidad muchos evangélicos no la celebran, ni la promueven y la atacan despiadadamente y consideran pecadores a quienes la celebran. Lo más importante es el reconocimiento de que Jesús no vino en espíritu, sino que vino en carne y hueso, que se hizo hombre, que nació de María, que fue en un ciento por ciento un ser humano igual que todos nosotros (Hebreos 2:14)
Si creemos que Jesús nació de María, entonces debemos creer que tiene una fecha de nacimiento y si creemos que murió en la cruz del calvario en Jerusalén, entonces debemos creer que tiene una fecha de defunción. Esos dos eventos marcan su humanidad y de los dos se da testimonio coherente.
La Biblia no nos manda a celebrar el cumpleaños de Jesús (ni el de nosotros tampoco), pero tampoco dice que no lo hagamos. La Biblia manda a recordar su muerte y lo hacemos de forma ceremonial el día de la santa cena (1 Cor 11:26).
Celebramos un hecho histórico, reconocemos que una vez Dios habitó en cuerpo de carne y sangre entre los seres humanos. Tomamos ventaja de carácter evangelístico para afirmar ese hecho histórico y no crear un vacío histórico que sea llenado por vanas y sutiles doctrinas que afirman que Jesús no vino en carne.
Hoy hacemos énfasis en la lectura bíblica, en la predicación y con los cánticos que ciertamente Jesús nació, se hizo hombre, habitó entre nosotros como dice el apóstol Pablo:
“Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad. Al contrario, renunció a esa igualdad, y se hizo igual a nosotros, haciéndose esclavo de todos. Como hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz! Por eso Dios le otorgó el más alto privilegio, y le dio el más importante de todos los nombres, para que ante él se arrodillen todos los que están en el cielo, y los que están en la tierra, y los que están debajo de la tierra; para que todos reconozca que Jesucristo es el Señor y den gloria a Dios el Padre.”
(Filipenses 2:611).