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La Adoración Pública a Dios - Sermón

Lectura: Deuteronomio 12:1-13

Pastora Belkis Fernández

Cuando Dios estaba preparando a su pueblo para entrar a la tierra prometida, le dio instrucciones a Moisés para que su pueblo le adore en comunidad. Mientras iban caminando en el desierto, Dios les daba instrucciones para qué, al entrar a Canaán, cumplieran con sus principios.

El pueblo tenía que obedecer las siguientes instrucciones:

  1. Tenían que destruir enteramente los lugares donde las naciones sirvieron a otros dioses. Derribar sus altares, quebrantar sus estatuas y quemar sus imágenes de Asera. Borrar su nombre de aquel lugar.

  2. No tenían que imitar las costumbres de esos pueblos.

  3. Dios elegiría un lugar para adorar y allí irán y adorarán. No podían ellos escogerlo.

  4. En ese lugar de adoración deberían llevar sus ofrendas voluntarias, su décima parte de todo lo que gane, sus primicias y cualquier otra ofrenda que hayan prometido.

  5. Era un lugar celebrativo, de fiesta, de alegría y para compartir.

¿De qué les advierte el Señor? De no hacer lo contrario y cuidarse de no ofrecer holocaustos en cualquier lugar que viere. Hay que ofrecer en el lugar que Jehová escoge y hacer lo que Dios te manda.

¿Cuál es el peligro de dejarse llevar por los ojos?

Que el corazón se vaya detrás de lo que ve. Quitemos toda idolatría, no corramos con el sincretismo religioso y adoremos en comunidad; en el lugar donde Dios nos tiene. Moisés les repite la instrucción para que sean ofrendas voluntarias, diezmos santos, que honren y reverencien el nombre de Jehová y que también el pueblo disfrute, que sea celebrativo y se goce en medio de la adoración en comunidad.

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