Lectura: Lucas 15:1-7
Pastora Belkis Fernández
Jesús se preocupa por los perdidos, no les importó las críticas y así introdujo el valor de un ser humano perdido a través de una oveja perdida diciéndole:
“Si alguno de ustedes tiene cien ovejas, y se da cuenta de que ha perdido una, ¿Acaso no deja las otras noventa y nueve en el campo y se va a buscar la oveja perdida? Y cuando la encuentra, la pone en sus hombros y vuelve muy contento con ella.
Jesús dijo en una ocasión, Yo soy el buen pastor… daré mi vida por mis ovejas. Juan 10:11-12. ¿Le reprocha un buen pastor a la oveja perdida?, ¿La rescata dependiendo del problema? ¿Le cuesta arriesgarse?
Otro ejemplo del valor de una oveja, lo vemos en David cuando convence al rey Saul que él debe pelear con el gigante Goliat:
David le contestó: Yo soy pastor de las ovejas de mi padre. Pero si un león o un oso vienen a llevarse alguna oveja, yo los persigo, los hiero y les quito del hocico la oveja. Y si el león o el oso se me echan encima, yo los golpeo y los mato. Y eso mismo voy a hacer con este filisteo, pues ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo. Si Dios me ha librado de las garras de leones y de osos, también me librará de este filisteo. 1 Sam.17:34-37.
El que se opone a nosotros, desafía a Jehová de los ejércitos. El cuidado tierno de Jesús es genuino, a las ovejas más vulnerables, al encontrarla la coloca en sus hombros y comparte el gozo con sus vecinos, es un gozo comunitario.
¿Quién te puedes librar? No te des por vencido ante las amenazas, compórtate como Jesús, rescata al perdido; toma el riesgo, como David y créele a un Dios vivo, que, a través de Cristo, te exonera del maligno.