Lectura: 2 Corintios 1:3-7
Pastora Belkis Fernández
Cuando Dios nos da consuelo nos entrena y capacita para que nosotros consolemos a otros.
Dios toma la iniciativa de consolarnos para enseñarnos a consolar a otros. La palabra consuelo se repite 10 veces en apenas 5 versículos. Consuelo viene de la palabra griega, “paraklesis” que significa “ayuda” y se refiere al siguiente pasaje: “Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les enseñará lo que es la verdad”. Juan 14:16-17.
¿Qué observamos en el apóstol Pablo?:
1. Dios es Dios de toda consolación, padre de misericordias. 1 Cor.1:3
2. Dios toma la iniciativa de consolarnos para que nosotros consolemos a otros
3. La magnitud del problema no importa. Las aflicciones por grandes que sean, así será la consolación de grande. 1 Cor. 1:5
¿Cómo puedo practicar la consolación si nunca he sido afligido? ¿Cómo respondo ante mi sufrimiento?
En los vencedores de la fe aparecen también aquellos que experimentaron vituperios y azotes como se dice en Hebreos 11:36 y 39. Job, también sufrió y en su proceso al final fue que pudo conocer a Dios. El apóstol Pablo sufrió y su énfasis era la cruz de Cristo. Una iglesia ejemplar fue la de Tesalónica que en medio de la aflicción pudo superar sus momentos difíciles y aguantar tribulaciones por su paciencia, fe y amor y solidaridad hacia los demás. 2 Tes.1:3-5.
Jesús mismo en el sermón del monte nos dijo que son felices aquellos que por su causa son vituperados. Mateo 5:10-11. Seamos compañeros en la aflicción, así también compañeros en la consolación.