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Pueblo de Dios Distraído - Sermón

Lectura: Éxodo 32:1-7 Pastora Belkis Fernández

Hoy más que nunca el creyente tiene que estar apercibido para no distraerse y caer en la idolatría. El pueblo de Dios al ver qué Moisés tardaba en descender del monte le pidió a Aaron que le haga dioses porque ellos no sabían de Moisés. Aaron sin medir las implicaciones y pensando que era una representación de Dios de Israel, le hizo un becerro de oro. El pueblo cayó en la idolatría porque estaban en la distracción del juego, la comida y la ociosidad (1 Cor 10:7). La idolatría lleva a tomar las influencias mundanas y convertirlas en estilos de vida. El ambiente politeísta que veían les atrajo y querían una guía pagana como los demás. El Señor le dijo a Moisés, desciende porque el pueblo se ha corrompido. (32:7).

Quiero destacar tres distracciones que están ocurriendo en el presente:

  1. Culto a la persona y a las cosas tangibles. Romanos 1:24-25

  2. La verdad ha sido detenida/secuestrada. Isaías 59:15

  3. Separación de la mente y el corazón. 2 Samuel 11:3-4

O te dedicas y te consagras al Señor, o te pasarás toda la vida distraído en los juguetes de este mundo (1 Juan 2:15-17). Ten cuidado cuando Dios se tarda en responderte para que no caigas en hacer tu propia voluntad (tu becerro). Cuantos planes hermosos el Señor había puesto para ese pueblo, había escogido personas llenas del Espíritu de Dios, de inteligencia, ciencia y arte y el enemigo los arrastró a la idolatría. Moisés reconoce que el pueblo se desenfrenó y el Señor se dio cuenta del estado de corrupción en la que habían caído.

¿Qué líder tan pusilánime como Aaron?, pero admirable el amor de Moisés hacia ese pueblo.

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