Lectura: Marcos 5:1-7
Pastora Belkis Fernández
La Escritura narra que este hombre vivía en los sepulcros y nadie podía atarle ni aun con cadenas. Andaba de día y noche dando voces en los montes, en los sepulcros e hiriéndose con piedras; hasta que se encontró con Jesús.
Cuando vio a Jesús, corrió y se arrodilló ante él. Clamó diciendo, ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Hubo un diálogo entre Jesús y el espíritu inmundo que lo ataba y le decía, te ruego por Dios que no me atormentes.
El Señor Jesús le decía, “Sal de este hombre espíritu inmundo”. Jesús le pregunta por su nombre y le dijo que se llamaba Legión, porque eran muchos. Los demonios le pidieron a Jesús que lo enviaran a los cerdos. Jesús le dio permiso y entraron todos esos demonios a los cerdos y luego se precipitaron y se ahogaron en el mar.
Por otra parte, la gente de Gadara que estaba hastiada de las acciones de este hombre no pensaron que él podía ser liberado. Jesús lo libertó y ahora lo ven transformado, sentado, vestido y en su juicio cabal. ¿Qué nos llama la atención? ¿Por qué le pidieron a Jesús que se fuera de su comunidad? ¿Qué les importó más, los negocios que tenían con la crianza de cerdos o la liberación de este hombre?
Jesús rompió las cadenas espirituales y libertó a este hombre y ahora es enviado en misión a su casa, familia y amigos a contar la grandeza de Dios. Vuelve a tu casa y cuéntales a tu familia y a tus amigos todo lo que Dios ha hecho por ti, y lo bueno que ha sido contigo.
