Lectura: Romanos 10:9-10 Pastor Pedro Julio Fernández
Estamos llamados a confesar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Cuando uno confiesa al Señor, se hace dependiente de su poder y soberanía. Los que decretan sienten que ellos son independientes y que son la fuente del poder. Confesamos nuestras ofensas a las personas agraviadas, confesamos nuestros pecados delante de él, confesamos su palabra; damos frutos de labios que confiesan su nombre. Somos confesantes.
Confesión es HOMOLOGIA conocimiento de algo con otras personas, o un acuerdo sobre los hechos.
Confesar es HOMOLOGEO HOMOLOGEO: Este es el verbo que se usa en Romanos 10:9 y es sinónimo de martureo, es confesar con mi vida una verdad, es cuando tú la vives y la proclamas. Por lo general, un reconocimiento de fe en Dios y en su superioridad y autoridad, o una admisión de pecado.
Cuando Pablo enseña que si confesares con tu boca que Jesucristo es el Señor serás salvo no se trata de una mera confesión, sino una confesión respaldada por una vida de testimonio vivencial. Dicho de otra forma, no se trata de una simple palabrería. En principio debe haber una ruptura con el pecado y una entrega a Dios con corazón sincero. Confesamos que Jesús es el Señor de la totalidad de mi vida y que ya no vivo yo, sino Cristo en mí.
La iglesia del Señor Jesucristo confiesa la palabra de Dios porque ella es la verdad. Lo hace en oración, en cánticos, en enseñanza, en predicación, en proclamación, en abundancia.