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Creyentes Fatigados - Prédica

Lectura: Marcos 6:45-52

Pastora Belkis Fernández, D.Min.


La humanidad entera enfrenta mucho cansancio. Hoy, hay creyentes fatigados que ante el problema solo gritan. El cansancio no justifica apatía espiritual. La gente parece robots o desconectados de la vida en comunidad. Los discípulos enfrentaron su propio miedo, duda y dureza de corazón. Jesús lo estaba examinando y se apartó de ellos para ver hasta qué punto podían confiar en medio de la adversidad.


Jesús vio a sus discípulos fatigados por la doble jornada que acababan de participar en la alimentación de los cinco mil. Los discípulos enfrentaban fatiga de tanto remar y en medio de vientos contrarios. Ellos estaban nerviosos por la posibilidad de perder sus vidas en alta mar.


¿Cómo podían sentirse ellos al remar y no ver resultados? Quizás con ganas de rendirse y en medio de la oscuridad, pues era entre las tres de la mañana a seis. Los vientos eran tan contrarios que alejaron al bote de la orilla y estaban en medio del mar. Jesús se les aparece, caminando sobre el mar y ellos se llenaron de gran temor, pensaron que era un fantasma.


¿Qué hicieron al ver a Jesús caminar sobre el mar? Gritaron y Jesús les dijo, no tengan miedo, al contrario, anímense. En el momento de vientos contrarios o turbulentos puede ocurrir el mismo escenario y es olvidar que Jesús nunca nos va a abandonar en situaciones adversas.

El viento se calmó cuando Jesús subió a la barca. La realidad es que tantas contrariedades, crisis familiares, apatía, indiferencia, pérdidas, enfermedades e inseguridad civil. Los creyentes necesitan retomar su fe, a pesar de que estén rodeados de vientos contrarios, donde vemos fantasmas, irrealidades y el Señor nos dice, no temas.


Jesús observó el cansancio humano y el agotamiento de tanto trabajar para sacar hacia adelante la embarcación. Estamos embarcados aun con nosotros mismos, con nuestra familia y en circunstancia que no podemos dar un paso hacia adelante si no vemos que Jesús mismo se embarque con nosotros.


Jesús nunca nos abandona. El sigue ahí contigo, aunque vea un fantasma. El cansancio hay que trabajarlo usando la inteligencia espiritual para no llegar a un agotamiento. No vemos más milagros porque aún continuamos con nuestros corazones endurecidos.

predica

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