Lectura: Salmo 81:13-16
Pastor Pedro Julio Fernández
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios. Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, Y el tiempo de ellos sería para siempre. Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña les saciaría.
Este salmo histórico escrito por Asaf es una especie de lamento divino de todo lo que Dios pudo haber hecho por su pueblo, si solo lo hubieran oído y atendido su consejo. El pueblo dejó a Dios con la palabra en la boca y no se dignaron ni siquiera en el respeto de oírlo.
Si uno lee en el sentido de lo que Dios quiere, saldría así:
Cuando los creyentes oyen y obedecen a Dios, Dios derriba a nuestros enemigos y con su mano lo controla. Dios hace que quienes sean adversarios se sometan de una vez por todas. Dios garantiza que él nos sostiene con lo mejor de lo mejor representado por el TRIGO y LA MIEL (Todo esto se puede ver de forma detallada en Deuteronomio 28:1-14).
Santiago 4:7-8: Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
1 Pedro 5:8-9: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
Efesios 6:10-14: 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia.
Veamos el caso de Daniel como un ejemplo de aquellos que oyen y obedecen a Dios.
Daniel 6 nos presenta una trama contra Daniel de parte de sus colegas de trabajo en el reino de los medos para destruirlo. Daniel siguió orando y leyendo la palabra y Dios derribó a sus enemigos e hizo prosperar a Daniel.
Hagamos lo posible por ser obedientes a la palabra de Dios porque si perdemos una salvación tan grande como esta, ¿cómo escaparemos?
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