Lectura: 1 Pedro 2:9-10
Pastora Belkis Fernández, D.Min.
La Reforma Protestante rompió con el sacerdocio exclusivo y jerarquizado de tal forma que los feligreses ahora tienen la oportunidad de estudiar, conocer y anunciar la Palabra de Dios.
El sacerdocio en el culto antiguo ofrecÃa el sacrificio expiatorio como función principal. Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote, el cual se ofreció como un cordero inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos.
El real sacerdocio que ejerce cada creyente es para anunciar perdón, amor y misericordia a través de Jesucristo. El sacerdocio universal de los creyentes es un legado recuperado por la Reforma Protestante. Somos reyes y sacerdotes para Dios por una iniciativa providencial (Apocalipsis 1:6). La misión sacerdotal es ofrecer sacrificios de labios que confiesan el nombre del Señor y anunciar las virtudes del Señor Jesucristo.
Cuando Martin Lutero clavó las 95 tesis en la puerta de la catedral de Wittemberg, en Alemania, a partir de ahà se expandió la necesidad de dar a conocer el evangelio de Cristo a través de cada creyente. ¿Cuál es el propósito de ser real sacerdote? proclamar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Además de recuperar el sacerdocio universal de los creyentes, se reafirmó también:
Solo la Escritura
Solo la Fe
Solo la Gracia
Solo Cristo
Solo para su Gloria
No luchamos contra ritos religiosos y sacrificios corporales, ni las ventas de indulgencias sino más bien con una diversidad de mentiras, sentidos extraviados, atracción de lo que se ve y mucha confusión. Recuerda que Cristo es todo, apreciemos su gracia, retomemos la Escritura, no fluctuemos en la fe y démosle la gloria en todo.
Cada creyente pertenece al Reino de Dios y somos una posesión exclusiva para su gloria. Hoy ofrecemos no un sacrificio de un animal, sino un sacrificio de alabanzas al Creador y al Cordero que fue inmolado.
