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El Valor de ir a la Casa de Dios - Prédica

Lectura: Salmo 84:1-12

Pastora Belkis Fernández


La casa de Dios es refugio y es una fortaleza de protección. Hay peligro, pero hay una gran enseñanza en la peregrinación histórica que narra el salmista. Venir al templo sin un verdadero nacimiento y humildad, sería llegar a las cuatro paredes, pero no a un encuentro de amor y fraternidad con los demás. Aun las aves encuentran su espacio en la casa de Dios.


Hoy, la comunidad en general desea la paz del mundo, ante asomos de guerra, hambre y pestilencia. Además del cansancio que ha dejado la pandemia del COVID 19, más el frio del invierno intenso de aquí en Canadá.


El salmista reconoce que es mejor estar un día en los patios, en las afueras de la casa de Dios, que estar mil fuera de ella. ¿Qué ha pasado con la cultura de congregarnos los domingos?


La buena costumbre de ir a la iglesia se está perdiendo y la salud mental, aun de los creyentes está siendo comprometida. Algunos optan por quedarse arreglando el carro, otros en los quehaceres de la casa, trabajando horas extra, en algún compromiso familiar, etc. No me refiero a las personas que están en condiciones de salud que ni siquiera pueden trabajar, porque están imposibilitados.


Piensa que la gente, muchos años atrás, familias completas hacían largos recorridos de días, horas en caminos difíciles y aun pasaban por lugares peligrosos. Aun en la experiencia del valle de lágrimas, la convirtieron en fuente llena de estanques. Esa lluvia, símbolo de la presencia del Espíritu Santo que convierte la experiencia más dolorosa, de lágrimas, en una fuente de vida. Solo la presencia de Jesús puede sanar el dolor interno del corazón, producto de pérdidas y levantarnos a través de su favor.

En resumen, podemos observar lo siguiente en este texto:

  1. Jehová, oye, escucha y mira. Salmo 84:8-9

  2. Una confesión de felicidad. Salmo 84:10

  3. Jehová es escudo y sol. Salmo 84:11

Ir a la casa de Dios trae alegría, gozo verdadero; aun los sacerdotes, levitas, que tenían habitación de acuerdo con su turno y la gente que iba al templo, eran considerados como dichosos por la oportunidad de estar en el templo. Vuelva a la rutina de ir al templo y sea ejemplo a su familia, a su comunidad y a esta sociedad de que vale la pena congregarnos en su templo.


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