Lectura: Job 10:1-9
Gonzalo Diaz
Job lamenta su condición
Está mi alma hastiada de mi vida;
Daré libre curso a mi queja,
Hablaré con amargura de mi alma.
Diré a Dios: No me condenes;
Hazme entender por qué contiendes conmigo.
¿Te parece bien que oprimas,
Que deseches la obra de tus manos,
Y que favorezcas los designios de los impíos?
¿Tienes tú acaso ojos de carne?
¿Ves tú como ve el hombre?
¿Son tus días como los días del hombre,
O tus años como los tiempos humanos,
Para que inquieras mi iniquidad,
Y busques mi pecado,
Aunque tú sabes que no soy impío,
Y que no hay quien de tu mano me libre?
Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?
Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?
(RVR-Reina Valera 1960).
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