Lectura: Hebreos 6:13-20 NTV
Pastor Pedro Julio Fernández, D.Min.
Los eventos de Génesis 15 y 22 son a los que se refiere este pasaje de Hebreos 6. Para los hebreos la palabra pacto quiere decir “cortar” y Dios para responder a la pregunta de Abraham ¿en qué conoceré que la he de heredar? le manda a partir por mitad la becerra, el carnero, la cabra, la tórtola y el palomino y colocar las mitades una enfrente de la otra.
El horno humeante y la antorcha de fuego era la teofanía de Dios mismo diciéndole a Abraham: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Abraham cree lo que Dios está prometiendo, pero como no es un pacto con la generación que viene, sino con Abraham Dios interpone juramento para que los que recibieran la promesa pudieran estar totalmente seguros de que él jamás cambiaría de parecer.
Todo esto es ampliado en Génesis 22:15-18. El Dios que hace promesas, es inmutable y fiel
Dos cosas inmutables, es decir que no cambian la promesa y el juramento de Dios. NO hay espacio para las dudas ni para la incredulidad.
CONCLUSION:
Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. 19 Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios. 20 Jesús ya entró allí por nosotros. Él ha llegado a ser nuestro eterno Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec.
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