Lectura: Mateo 18:10-14
Pastora Belkis Fernández, D.Min.
El pecado saca a la persona del redil de Cristo. Jesús emplea la parábola de la oveja perdida para ilustrar su amor y cuidado pastoral a los más vulnerables. En Mateo 18, el Señor dijo, mirad no desprecie a unos de estos de estos pequeños, refiriéndose a una persona apartada de la fe. En Lucas 15:1-7, Jesús ilustra la parábola de la oveja perdida ante la murmuración que hicieron los escribas y fariseos cuando vieron a Jesús socializar y comer con los pecadores.
La misión de Jesús es de rescate, es de auxiliar a todos aquellos que están mal. A nivel celestial, ángeles en los cielos ven el rostro del Padre y dan reportes de nuestras acciones. Jesús coloca el siguiente ejemplo: “Si un hombre tiene cien ovejas y se descarría una de ellas, ¿No dejas las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
¿Sabrás tú, el trabajo y la enlodada y cansancio que vivió ese pastor(a) hasta encontrar esa oveja extraviada? La oferta de amor sigue abierta, y él tiene cuidado del creyente para que no se hunda. Jesús va en rescate de la oveja perdida y al encontrarla la carga y la lleva en sus hombros.
En conclusión, Jesús nos invita a alegrarnos cuando una persona se arrepiente de su pecado y esa alegría es registrada en el cielo. En Juan 10:11, Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas” …mis ovejas oyen mi voz, yo las conozco, y me siguen. Además, dijo: “Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis manos”. Juan 10:28.
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