Lectura: Jeremias 35:1-10
Pastora Belkis Fernández, D.Min.
En JeremÃas 35, encontramos una familia llamada los Recabitas. Ellos fueron modelo de obediencia, a tal extremo que Dios admiró su compromiso en respetar la palabra de su padre.
La obediencia trae bendiciones y Dios como Padre, sabÃa que tenÃa que castigar al pueblo, por su falta de compromiso en obedecer a sus mandatos. Jehová admiraba a la familia de los Recabitas por su firmeza en obedecer a sus padres, abuelos y a sus ancestros.
La familia de los Recabitas respetó las tradiciones y costumbres heredadas y adquiridas de sus padres. Ellos mantuvieron un estilo de vida nómada, sencillo y distintos a las familias sedentarias de aquel entonces.
El Señor hace un reconocimiento de su obediencia y les promete a los Recabitas que su presencia estarÃa con su familia todos los dÃas. Dios habló al profeta JeremÃas y usa este modelo de obediencia para compararlo con su pueblo, llegando a la conclusión que iba a tener que castigarlos por su desobediencia.
La idolatrÃa, (el sincretismo religioso) era el modelo que el pueblo de Dios estaba implementando. El mismo Señor se vio en la obligación de comparar sus hijos con los hijos de Recab. El Señor continúa preocupado por la falta de obediencia de su pueblo y por la falta de respeto a su Palabra.
La obediencia se practica a través de una vida consagrada y dando ejemplo en todas las áreas de nuestras vidas.
El enfoque de hoy no es en practicar la esencia de los recabitas o convertirnos en nómadas, sino más bien, imitar la obediencia de Jesús. Apreciemos el modelo de familia de los Recabitas. Dele importancia a la obediencia y recuerde que el creyente no puede comportarse como un inconverso, ni imitar valores del mundo, sino practicar valores y un estilo de vida que donde vayamos, donde vivamos, o como tratamos a los demás refleje el carácter de Cristo. Cada creyente debe continuar el dechado de aquel que nos llamó. ¿De qué forma podemos nosotros agradar a Dios?
